miércoles, 13 de enero de 2010

El estado de las artes visuales en Puerto Rico

Originalmente publicado en la edición impresa Diálogo Mayo-Junio 2009.

Locutorio

Por Manuel Álvarez Lezama
Especial para Diálogo

En Puerto Rico, la realidad de las artes visuales ha cambiado drásticamente durante los últimos 20 años. Este cambio ha sido muy positivo; cada vez más nos acercamos a la excelencia, a la contemporaneidad y al cosmopolitismo.

Desde la Generación del 80 (Arnaldo Roche Rabell, Rafi Trelles, Haydée Landin, Melquíades Rosario Sastre) hasta la del 90 (Allora & Calzadilla, Chemi Rosado Seijo, Naida Collazo, Jesús “Bubu” Negrón), nuestros artistas iniciaron –con gran determinación y efectividad– un proceso de internacionalización del cual se han beneficiado los artistas más jóvenes, como Melvin Martínez, Michael Linares, Quintín Rivera, Ángel Otero Vega, y aun artistas-estudiantes.

Se abrió un número impresionante de galerías serias. Tanto el Museo de Arte de Puerto Rico (MAPR, inaugurado durante la administración de Pedro Rosselló), el Museo de Arte Contemporáneo de Puerto Rico (MAC, cofundado y dirigido durante muchos años por María Emilia Somoza) y la Galería Nacional del Instituto de Cultura Puertorriqueña comenzaron inteligentes y necesarios diálogos/rivalidades con el Museo de Arte de Ponce (fundado por Luis A. Ferré) y el Museo de Historia, Antropología y Arte de la Universidad de Puerto Rico (concebido por Luis Muñoz Marín, Jaime Benítez y Ricardo Alegría), que produjeron una serie de excelentes exposiciones.

Desde la alcaldía y luego la gobernación, Sila M. Calderón estableció un controvertible proyecto de arte público que enseñó a ver/entender distintas propuestas estéticas. La Escuela de Artes Plásticas (EAP) se convirtió en un powerhouse, graduando a los mejores artistas de Puerto Rico. Eventualmente se fundó el Grupo de Amigos de la EAP para otorgar becas para que los estudiantes viajaran a ARCO en Madrid y visitaran el Guggenheim en Bilbao.

Comenzó la revolución del arte de instalaciones y performances. El arte del video se democratizó, surgiendo una interesantísima competencia entre miradas existenciales, surrealistas, lúdicas y políticas. La Bienal del Grabado de San Juan se convirtió en la Trienal Poligráfica de San Juan, y la producción de buenos catálogos y libros de arte aumentó considerablemente.

Nace y se establece CIRCA, nuestra primera feria de arte internacional. Muchos de nuestros mejores grafiteros han dado el paso de “traducir” sus discursos urbanos (donde se apropian de espacios públicos) a otros soportes (enteramente comerciales, como el lienzo) y exponen y venden sus obras en las mejores galerías de Puerto Rico.

¿Dónde nos encontramos actualmente? A pesar de todos los problemas de una colonia al desnudo y desacreditada, bien. Aunque la crisis económica y el desasosiego general de nuestro país ha afectado a los artistas, a las galerías, a los coleccionistas y compradores de arte en general, a los museos y a todas las actividades relacionadas con el mundo de las artes visuales (desde CIRCA hasta la Trienal Poligráfica de San Juan), nuestros artistas siguen produciendo obras de excelencia y continúan tratando de promover su producción tanto a nivel nacional como en los foros internacionales más prestigiosos.

En Puerto Rico, en este momento, trabajan, dialogan y continúan desarrollando sus discursos estéticos y éticos, artistas que pertenecen a cinco generaciones muy distintas: los miembros de la Generación del 50 que todavía están activos, como Domingo García y Pancho Rodón; los miembros de la Generación del 60-70, como Myrna Báez, Luis Hernández Cruz, Zilia Sánchez, Carmelo Sobrino y Carmelo Fontanés; los miembros de la Generación del 80, como Mari Mater O’Neill, Rosa Irigoyen, Jorge Zeno, entre otros; los miembros de la Generación del 90, y los Novísimos -grupo que incluye a Ada Bobonis, Aaron Salabarrías, Rabindranat Díaz, Linda Sánchez Pintor, Carlos Rivera Villafañe, Marta Mabel Pérez, Annex Burgos, Tristán Reyes, Aby Ruiz, Garvin Sierra, Omar Velásquez, Radamés Figueroa, Edgardo Larregui, Jason Mena, Ramón Miranda, SKE, Sofía Maldonado, Carlos Gil Rivera, entre otros.

Ha habido una serie de exposiciones retrospectivas o de mid-career importantes (desde la del maestro Domingo García en el MAPR hasta la de Charles Juhazs Alvarado en el MAC). Aunque las ventas han caído drásticamente y los costos de montar una exposición son cada vez más altos, las galerías de arte continúan presentando magníficas exposiciones individuales o colectivas, entre las que se distinguen exposiciones trascendentales como “En sus marcas…”, en la Universidad del Sagrado Corazón (USC), y muchas en espacios como Galería 356, Galería Viota, Galería Petrus, Galería la Pintadera, Galería Biaggi-Faure, Galería Botello, Galería Obra, La 15 y Espacio 1414.

Aunque con muy poca ayuda del gobierno y de las empresas privadas, nuestros artistas siguen levantando los fondos necesarios para ir a importantes bienales y ferias internacionales (gasto que debería cubrir el Instituto de Cultura Puertorriqueña). Con su Certamen de Arte Joven, Oriental Group ha satisfecho la necesidad de tener una competencia nacional que determine quién es quién entre nuestros artistas jóvenes –tarea que anteriormente realizaron el Chase Manhattan Bank, el MAP y el MAC.

En el campo del arte de video han surgido numerosos foros/competencias serias donde nuestros artistas pueden presentar sus obras y crecer. La Internet ha ayudado enormemente a la comunicación no sólo entre artistas sino entre coleccionistas y galerías donde se presenta la obra de artistas locales e internacionales (tal es el caso de Enoc Pérez).

A pesar de todo, aún el país confronta problemas graves en el campo de las artes visuales.

En Puerto Rico, no existe la crítica de arte. Ninguno de los periódicos o revistas dedican espacio a la crítica de arte y sólo publican reportajes muy superficiales que nada ayudan –ni al artista, ni al amante de las artes visuales/cultura en general o coleccionistas.

Por otra parte, continúa habiendo un tribalismo cultural desmesurado. Cada “cacique” quiere su “comparsa”.
El departamento de Bellas Artes de la UPR, aunque ha mejorado algo y ha comenzado a graduar algunos excelentes artistas visuales (sobre todo en el campo del grabado, el dibujo y la fotografía) no es ni la sombra de lo que una vez fue. Tal parece que el parámetro existente es lo que no se acepta en las artes visuales: la mediocridad.

Del mismo modo, el MAPR –con muy raros “momentos de luz”– ha sido un fracaso total. Lo que debería ser uno de los mayores legados –si no, el mayor– de la administración Rosselló se convirtió, por la ignorancia rampante de su Junta de Directores y administración, en un gran chiste/vergüenza para la clase artística/intelectual de la isla.

Por otro lado, ni el gobierno central ni las estructuras municipales acaban de entender las necesidades de los artistas visuales. A los artistas hay que ayudarlos a volar, a rebasar el insularismo, y eso cuesta dinero.

Finalmente, la educación en el campo de las artes visuales tiene que comenzar –tanto en el sistema público como el privado– desde kindergarten.

El autor es profesor de la UPR, Río Piedras, y crítico de arte.

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